20 de diciembre de 2011

De cañas y tapas

Este es uno de los “pecados” más habituales que arruinan nuestra dieta. Y es que es difícil resistirse a estos planes, que muchas veces empiezan con una simple cervecita y acaban convirtiéndose en un auténtico exceso.
Como para todo lo que implica comida y bebida de por medio, hace falta fuerza de voluntad para no cometer un gran exceso, pero efectivamente, también podemos cuidar en estas ocasiones lo que nos llevamos a la boca.
Una cervecita o una copita de vino en un momento dado no es gran cosa, el problema es el acompañamiento. Evita los fritos y lánzate mejor a los encurtidos, como los pepinillos y cebolletas, que no te pasarán factura en ningún caso.
También puedes planteártelo como una merienda o cena acompañándolo de una tapita y una ensalada. Elige siempre aquellas de menor elaboración y sin salsas adicionales, ¿qué tal un montadito de jamón serrano con tomate?, ese nunca falla, lo tienes en todas partes, y si en vez de cerveza lo acompañas de un vino, mejor que mejor, no habrás cometido un gran exceso.
Todo es cuestión de planteártelo, no dejes de hacer planes simplemente por no querer cometer excesos, solo trata de elegir lo más conveniente, siempre hay opciones.

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