6 de noviembre de 2013

De tal palo tal astilla

Existen diferentes estudios que tratan de comprobar las posibilidades de que la obesidad sea hereditaria, pero hasta el momento solo se ha podido confirmar que lo que mas favorece a esta situación, son los hábitos y comportamientos que se transmiten en los ámbitos familiares.

¿Cuantas veces has observado obesidad en niños cuyos padres también la padecen, o una tendencia general dentro de un mismo núcleo familiar?

De aquí surge la importancia de pararnos a pensar, que si aplicamos buenos hábitos, como una alimentación sana en el hogar y la práctica de ejercicio, estaremos propiciando buenos hábitos y rutinas en los más pequeños.

Por supuesto existen excepciones, pero debemos tratar, al menos, de ofrecer la posibilidad de elección. Si compramos bollos industriales para desayunar, los niños tomarán por rutina este tipo de alimentación, mientras que si lo convertimos en un “consumo ocasional”, catarán al menos las diferentes opciones sanas de las que pueden hacer uso.

Realizar ejercicio físico es esencial para todos, pero especialmente para ellos, y si además tienes la posibilidad de iniciarlos en diferentes deportes quizá puedan encontrar un hobby saludable. Pero no desesperes si no dan con el adecuado, el solo hecho de probar puede hacerles cambiar de idea en un futuro y tener una mayor facilidad para retomarlo.

No sentarse a desayunar, llevar horarios desorganizados, abusar de la comida preparada o rápida, prescindir de frutas y verduras, no cocinar nunca, etc, son grandes errores con los que puedes estar privando a tus hijos de una alimentación adecuada.


Desde pequeños imitar a los mayores es una práctica habitual. Nunca es tarde para aplicar medidas correctoras, si no supiste hacerlo por ti, hazlo por ellos, ya tienes la mejor excusa para empezar.

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