Sobre este tema existen variedad de opiniones. Unos dicen que es mejor
consumirla antes de la comida, para evitar que los azucares que poseen
fermenten dificultando la digestión, otros sin embargo dicen que las sustancias
cítricas que contienen la facilitan.
Comer fruta antes o fuera de las comidas puede saciarnos más, ayudándonos a
ingerir menos cantidad de otros alimentos que resulten menos beneficiosos o más
calóricos, y comerla como postre puede poner el punto dulce final, evitando
consumir otros productos azucarados más calóricos y con más grasas como los dulces.
Nos encontramos ante una cuestión meramente personal, que dependerá del
gusto y la reacción sobre el cuerpo de cada uno, que nada en absoluto tiene que
ver con que “la fruta engorde si se toma con otro alimentos”, como podéis leer
detalladamente en la publicación “Dieta disociada: ¿adelgaza no mezclar alimentos?”
Dicho esto lo dejo a vuestra libre elección, lo que si os recomiendo es una
ingesta de unas 3 piezas diarias, y en caso de que os cueste comerla pasarla a
un 1er plato, ya que con sensación de hambre os costará mucho menos.
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